miércoles, 2 de enero de 2008

Navidad, Navidad, asquerosa Navidad


Inevitablemente estamos abocados a ello, sin remedio, año tras año. Intento imaginarme una vida sin la existencia de la Navidad. Cierro los ojos… y el dinero que el Ayuntamiento de Madrid, en el caso de la ciudad que habito, invierte en pagar todos los adornos centelleantes y su mantenimiento, se lo gasta en el equipamiento de albergues, en casas de acogida para aquellos y aquellas que se han encontrado excluídos/as por el motivo que sea; en investigación, en educación para que ningún niño del poblado de Cañada Real se quede sin plaza de colegio, para que los jóvenes puedan optar a viviendas dignas, contra la precariedad laboral, para que no haya un solo muerto más en Las Barranquillas, para la mejora del transporte público en esta caótica ciudad… ¿Aun piensas que no hay temas más importantes? Pero… volviendo a la inusitada realidad, lo que arrastra a la ciudadanía a la calle son los centros comerciales y la admiración de “las luces”, que se convierten en lugares de peregrinación masiva.

2 comentarios:

Mónica dijo...

Totalmente de acuerdo, y seguro que lo mismo opinan montones y montones de personas, es más, creo que todo el mundo diría que sí, pero...
Hasta qué punto es sincero...
¿Nos gusta ver las bombillas de colores? ¿nos gusta pensar en qué nos vamos a comprar? ¿nos lo pasamos bien de compras?
Entonces: ¿cuántos estaríamos dispuestos a quedarnos sin todas "esas cosas" de la Navidad para que otros pudieran estar un poquito mejor?
...
Supongo que el optimismo de estos días me ha contagiado, porque estoy segura de que muchos más de lo que a veces nos parece, no?

Silencio dijo...

Lo interesante sería practicar otro tipo de ocio que no siempre conlleve consumismo exacerbado, el capitalismo crea adultos "aniñados", caprichosos, para que el sistema se retroalimente... No se trata de que vivamos todos peor, sino todos algo mejor, ¿no?