miércoles, 21 de mayo de 2008

SOÑAR ES GRATIS

Qué lindo que es soñar,
soñar no cuesta nada,
soñar y nada más
con los ojos abiertos.
Qué lindo que es soñar,
y no te cuesta nada,
más que tiempo.
Qué hacer con tanta angustia
por cosas no resueltas,
con toda esta energía
casi siempre mal puesta.
Si pudiera olvidarme
por siempre de mi mismo
habría de encontrarme
allí en tu dulce abismo.
Kevin Johansen. “Anoche soñé contigo” dentro de su álbum “Logo”




Efectivamente, merezco una colleja, no paro de quejarme todo el rato, por eso quiero escribir esta vez en positivo. Voy a olvidar durante unos instantes que no tengo tiempo para hacer las cosas que realmente me apetecen, a olvidar que me tengo que pegar a los libros como si fueran una parte de mi cuerpo; a olvidar las dificultades para llegar a fin de mes; olvidar la ansiedad que sólo consigue solventarse con largos paseos por la ciudad, olvidar mis dudas y mis “no sé”… Las cosas son más sencillas pero tienes una tendencia inusitada a complicarlas, me diría mi pepito grillo particular. Y me quedo con esa cara de circunstancia, de “yo no he sido”.
Por la noche, la ciudad es más agradecida, se puede pensar con mayor claridad, estimula la introversión mientras sigues la cadencia de los pasos… aunque también es el momento más penetrante para las crisis, recordar los errores o aciertos del día, de la semana… Resolver lo que está por venir.
Al andar como un autómata en una noche serena, la mente queda libre para divagar y fantasear, imprimir huellas en el asfalto. Idealizar, por ejemplo, visitas a tierras exóticas donde aprendes y conoces un millón de visiones diferentes. Especular a lo grande con una revolución mundial en la que prime el bienestar de las personas, los valores humanistas y postmaterialistas y no otros. Soñar en pequeño que te esperan, que consigues lo que anhelas, que haces saber a los demás que pueden contar contigo; que la aventurera de Un sueño por mochila está en el mismo planeta que tú, pero tan lejos que la echas de menos, e imaginas que vuelve de nuevo con su sonrisa y su optimismo; suspirar ante el recuerdo de una noche, soñar que te recuerdan aunque vivas en la otra punta del país o de la ciudad; cruzarte con un músico callejero que, impredeciblemente, pone banda sonora a los pensamientos; un ritmo de percusión que te secuestra la cabeza; organizar una lavadora mentalmente, respirar hondo, xeitu y así hasta llegar a casa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los paseos nocturnos son muy terapéuticos, pero mejor hacerlos en compañía.
Pepito Grillo

Anónimo dijo...

la verdad es que me encanto!

les recomiendo sonemosjuntos.blogspot.com porque me intrigo mucho la verdad.