Y así sigue este mundo, patas arriba, y no me acostumbro. Resulta que unos no paran de especular sobre la muerte de Michael Jackson, si habrá sido asesinato, suicidio o muerte natural. Lo entiendo, la vida de algunas personas es muy aburrida y cualquier cosa vale para entretenerse. No es que esté insensible a la muerte de este hombre, cuya noticia me sorprendió bastante pero reconozco que tampoco me impactó. Eso sí, recuerdo el miedo que me inspiraba el videoclip de Thriller cuando lo emitían en Tocata, el programa musical de los sábados allá por los ochenta. Y fíjate, luego desarrollé una atracción inevitable hacia las películas de terror y si salen zombis, ¡mejor! Ahora bien, y quiero que quede por escrito, sigo sin considerar Posesión Infernal la mejor película de zombis, me niego, a pesar del cariño que le tengo.
Entre zombis, muertes naturales o no, búsquedas desesperadas de chocolate, baños en la playa, risas con mi sobrino, discusiones personales varias... la otra buena noticia que puedo catalogar es que se acerca la celebración del Día del Orgullo Lesbiano, Gay, Transexual y Bisexual. Sí, me encanta ver tanto colorín por las calles principales de Madrid, ciudad tomada el próximo sábado por una manifestación de personas que mostrarán el orgullo por su orientación sexual de una manera tranquila. Habrá otros grupos que irán montados en tremendas carrozas con música estridente, acompañados de spónsores, mientras se contean durante horas de un lado a otro; y aparecerán otras organizaciones que aprovechan el encuentro para dar a conocer su trabajo... En cualquier caso, todo el mundo, gays, lesbianas y transexuales (y bisexuales), que son quienes deben tener la voz ese día, se mostrarán por las calles en libertad e igualdad al resto de los mortales, acompañados por muchísimos amigos y amigas heterosexuales. Bienvenida la fiesta en las calles, adueñándose de lo público, siempre y cuando sea para reivindicar derechos de las minorías, aunque más de uno comprometido con la causa no esté de acuerdo con la parte publicitaria de las carrozas en las que se bambolean cientos de personas. De todas formas, no creo que la solución a esto último sea escindir el movimiento, está demostrado que la unión hace la fuerza (y si no, que nos lo recuerden desde Honduras).
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