La semana pasada tuve la suerte de escuchar a dos extraordinarios divulgadores del paradigma ecológico. Ambos con un currículum asombroso que solamente voy a resumir aquí. Uno de ello, Pedro Prieto, es ingeniero técnico y vicepresidente en la Asociación Española para el Estudio de los Recursos Energéticos (AEREN), miembro de Científicos por el Medio Ambiente (CiMA) y del consejo internacional de ASPO. Y a Jorge Riechmann, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid e investigador en cuestiones medioambientales.
En una conferencia con unos 50 asistentes que escuchábamos boquiabiertos, a la par que desasosegados, fuimos conscientes del fino y sutil entramado geopolítico que supone la negación sistemática de un desastre energético, del calentamiento climatológico inminente y la desaparición de la biodiversidad, ante cuya alarma, la clase política, los grandes magnates y empresarios, hacen caso omiso. ¿Por qué?
Pues no es por repetirme, pero la clave se encuentra en que la economía capitalista es un auténtico cáncer para nuestra biosfera debido a nuestro grave problema central: buscamos constantemente el crecimiento infinito en un mundo finito. Estamos siendo testigos mudos de una crisis de energías, de recursos y también de residuos. Una crisis de los sistemas diversos, la destrucción de la biodiversidad.
Pedro Prieto aseguraba, de una forma muy sencilla y fácilmente comprensible, que el crecimiento económico del 3% que siempre prometen los políticos cuando llegan al gobierno es insostenible. Si se produjera este incremento cada año o cada legislatura, por ejemplo, en cuanto al turismo, la producción de coches, la construcción de viviendas y carreteras… llegaría un momento en que nuestro país estaría totalmente colapsado, tanto de visitantes, como de vehículos, edificaciones sin sentido y alquitrán por doquier.
¿Por qué esta obsesión por el crecimiento económico? El sistema socioeconómico no puede funcionar sin crecimiento constante. En el imaginario colectivo es sinónimo de empleo, de progreso, riqueza y bienestar. Pero estas afirmaciones son falsas, ya que tampoco se puede crecer económicamente sin consumir energía. Y aquí está el quid de la cuestión. El consumo de energía es el motivo por el que se ha generado una crisis ecológica y climática. Es decir, si crece el PIB, crece el consumo de energía. Y en la actualidad se consume 21 veces más que a principios de siglo. Hay un 80% de la población que sólo consume un 20% de la energía. Por lo tanto, hay un 20% de la población que consume el 80% de la energía. Está bastante mal repartido, ¿no?
Los países del Primer Mundo, para garantizar las ganancias de los grandes rentistas, de los poderosos, se aprovechan de los flujos energéticos, los flujos de materias primas y los flujos monetarios y financieros de los países empobrecidos. Una trampa fácil, se permite la libertad de movimiento del dinero del Sur al Norte, pero… ¡anda! no la libertad de movimiento de las personas.
Dada la situación de alarma, la única dirección es decrecer voluntariamente, pero políticamente no parece una opción. Sin embargo, un hecho innegable y objetivo que ofrece la huella ecológica es que la capacidad de carga del planeta está sobrepasada.
Algunos datos. La Brithis Petroleum ha admitido que no hay petróleo en el mundo para más de cuarenta años. Desde el año 2005 las producciones de petróleo no están creciendo. El cénit y el agotamiento son fenómenos físicos y geológicos que ya están experimentando más de 50 petroestados que están en proceso de declive.
Una forma de medir estos datos es la Tasa de Retorno Energético (TRE). Este cálculo es la división entre la cantidad de energía total que es capaz de producir una fuente de energía y la cantidad de energía que es necesario emplear o aportar para explotar ese recurso energético. En el caso del petróleo de EEUU, su tasa es de 100 a 1, es decir, hay que gastar la misma energía para obtener un barril de petróleo que lo que se obtiene a cambio, lo que se traduce en más esfuerzo para conseguir la misma cantidad de petróleo y, sin embargo, de peor calidad. El mundo está consumiendo más petróleo del que la humanidad descubre. Hay menos yacimientos y, cada vez, están más lejos. Por ejemplo, en Bahía de Santos (Brasil), las tuberías para la extracción son de veinte veces la altura de la Torre Eiffel, unos 6000 metros de profundidad. Por eso las plataformas petrolíferas son más costosas que la propia venta del petróleo.
Desde un punto de vista climatológico, la media de incremento de los grados climáticos es de 6 si el crecimiento económico continúa como hasta ahora. Eso se transcribirá, como ya sabemos, en sequías y hambrunas, en una zona habitable del planeta muy reducida, en la desaparición de costas, islas, etc… Y este fenómeno ya está sucediendo. Es más, en 1999, los refugiados por causas medioambientales creció más que el resto de refugiados por otras causas, incluso debido a las guerras, y este número no ha dejado de aumentar. También es el año en que comenzó la explotación del fondo marino para la obtención de minerales.
Lo que parece obvio es que, en el futuro, no habrá la sobreabundancia de recursos con los que se ha construido la sociedad ni se podrán invertir del mismo modo en bienes y servicios.
Con todos estos datos, reconozco que, escuchando en aquella sala, me sentí en un callejón sin salida. Debemos despertarnos. Ahora, ¡ya! toca otro modo de vivir pensando en no crecer económicamente. Decrecer en el norte para conseguir un modelo de sostenibilidad real y que nuestro planeta no sea un despojo de la obsolescencia programada al servicio de unos pocos. Nuestra biosfera no puede ser de usar y tirar, sólo existe una.
Para más info, puedes visitar esta web
O bien leer este artículo
En una conferencia con unos 50 asistentes que escuchábamos boquiabiertos, a la par que desasosegados, fuimos conscientes del fino y sutil entramado geopolítico que supone la negación sistemática de un desastre energético, del calentamiento climatológico inminente y la desaparición de la biodiversidad, ante cuya alarma, la clase política, los grandes magnates y empresarios, hacen caso omiso. ¿Por qué?
Pues no es por repetirme, pero la clave se encuentra en que la economía capitalista es un auténtico cáncer para nuestra biosfera debido a nuestro grave problema central: buscamos constantemente el crecimiento infinito en un mundo finito. Estamos siendo testigos mudos de una crisis de energías, de recursos y también de residuos. Una crisis de los sistemas diversos, la destrucción de la biodiversidad.
Pedro Prieto aseguraba, de una forma muy sencilla y fácilmente comprensible, que el crecimiento económico del 3% que siempre prometen los políticos cuando llegan al gobierno es insostenible. Si se produjera este incremento cada año o cada legislatura, por ejemplo, en cuanto al turismo, la producción de coches, la construcción de viviendas y carreteras… llegaría un momento en que nuestro país estaría totalmente colapsado, tanto de visitantes, como de vehículos, edificaciones sin sentido y alquitrán por doquier.
¿Por qué esta obsesión por el crecimiento económico? El sistema socioeconómico no puede funcionar sin crecimiento constante. En el imaginario colectivo es sinónimo de empleo, de progreso, riqueza y bienestar. Pero estas afirmaciones son falsas, ya que tampoco se puede crecer económicamente sin consumir energía. Y aquí está el quid de la cuestión. El consumo de energía es el motivo por el que se ha generado una crisis ecológica y climática. Es decir, si crece el PIB, crece el consumo de energía. Y en la actualidad se consume 21 veces más que a principios de siglo. Hay un 80% de la población que sólo consume un 20% de la energía. Por lo tanto, hay un 20% de la población que consume el 80% de la energía. Está bastante mal repartido, ¿no?
Los países del Primer Mundo, para garantizar las ganancias de los grandes rentistas, de los poderosos, se aprovechan de los flujos energéticos, los flujos de materias primas y los flujos monetarios y financieros de los países empobrecidos. Una trampa fácil, se permite la libertad de movimiento del dinero del Sur al Norte, pero… ¡anda! no la libertad de movimiento de las personas.
Dada la situación de alarma, la única dirección es decrecer voluntariamente, pero políticamente no parece una opción. Sin embargo, un hecho innegable y objetivo que ofrece la huella ecológica es que la capacidad de carga del planeta está sobrepasada.
Algunos datos. La Brithis Petroleum ha admitido que no hay petróleo en el mundo para más de cuarenta años. Desde el año 2005 las producciones de petróleo no están creciendo. El cénit y el agotamiento son fenómenos físicos y geológicos que ya están experimentando más de 50 petroestados que están en proceso de declive.
Una forma de medir estos datos es la Tasa de Retorno Energético (TRE). Este cálculo es la división entre la cantidad de energía total que es capaz de producir una fuente de energía y la cantidad de energía que es necesario emplear o aportar para explotar ese recurso energético. En el caso del petróleo de EEUU, su tasa es de 100 a 1, es decir, hay que gastar la misma energía para obtener un barril de petróleo que lo que se obtiene a cambio, lo que se traduce en más esfuerzo para conseguir la misma cantidad de petróleo y, sin embargo, de peor calidad. El mundo está consumiendo más petróleo del que la humanidad descubre. Hay menos yacimientos y, cada vez, están más lejos. Por ejemplo, en Bahía de Santos (Brasil), las tuberías para la extracción son de veinte veces la altura de la Torre Eiffel, unos 6000 metros de profundidad. Por eso las plataformas petrolíferas son más costosas que la propia venta del petróleo.
Desde un punto de vista climatológico, la media de incremento de los grados climáticos es de 6 si el crecimiento económico continúa como hasta ahora. Eso se transcribirá, como ya sabemos, en sequías y hambrunas, en una zona habitable del planeta muy reducida, en la desaparición de costas, islas, etc… Y este fenómeno ya está sucediendo. Es más, en 1999, los refugiados por causas medioambientales creció más que el resto de refugiados por otras causas, incluso debido a las guerras, y este número no ha dejado de aumentar. También es el año en que comenzó la explotación del fondo marino para la obtención de minerales.
Lo que parece obvio es que, en el futuro, no habrá la sobreabundancia de recursos con los que se ha construido la sociedad ni se podrán invertir del mismo modo en bienes y servicios.
Con todos estos datos, reconozco que, escuchando en aquella sala, me sentí en un callejón sin salida. Debemos despertarnos. Ahora, ¡ya! toca otro modo de vivir pensando en no crecer económicamente. Decrecer en el norte para conseguir un modelo de sostenibilidad real y que nuestro planeta no sea un despojo de la obsolescencia programada al servicio de unos pocos. Nuestra biosfera no puede ser de usar y tirar, sólo existe una.
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8 comentarios:
Hola, guapetona.
Por aquí ando leyendo algunas cositas, cositas tan interesantes como amenas.
Un beso.
¡Muy buenas! Ya sabéis que siempre sois bienvenid@s a esta casa, Minina y Sietemesino!
Un abrazo
Acudo para agradecerte el comentario en mi blog...
Efectos devastadores de la contaminación...el cuidado del medio ambiente ha de ser un objetivo prioritario.
Recibe mi saludo.
¡Hola paratilibre! Como bien defines en tu blog "La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad." Y es exactamente lo que ocurre con las tesis negacionistas sobre el cambio climático y sus terribles consecuencias. Estoy de acuerdo contigo, el cuidado del medio ambiente debería ser prioritario... el caso es que aún no lo es... : (
¡Un saludo y muchas gracias por tu visita!
Es triste. Me vienen a la memoria un par de frases de Alien Resurection; _"La tierra, menuda pocilga hemos dejado ahí, no pienso volver" _"Sospechaba que eras un robot, ningún ser humano es ya tan humano"
A veces la Ciencia Ficción se ve tan cercana que asusta.
Alien Resurection está dirigida por Jean-Pierre Jeunet, sí, el mismo de Delicatessen y Amelie!!
Interesante post, Un saludo.
Hola Pachu. ¡Caray! Qué frases tan pertinentes sobre la temática del post y sobre la situación general actual. Resulta que ya no necesitamos realismo ni otras corrientes artísticas, cierto, ¡tenemos la ciencia ficción para describir el sistema que nos rodea! ¡Y que nos engulle!
¡Un saludo!
Si, a mi tambien me sorprende esta loca carrera donde siempre hay que ganar MAS que la vez anterior, no basta con seguir ganado, simplemente...
Luego, me aterrorizo.
Un abrazo...
Aterroriza, sí, no es para menos. Pero el miedo no debe paralizarnos.
¡Un abrazo!
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