miércoles, 23 de enero de 2008

TODO SALDRÁ BIEN


De vez en cuando, en los días de viento, bajaba hasta el lago, y pasaba horas mirándolo, puesto que, dibujado en el agua, le parecía ver el inexplicable espectáculo, leve, que había sido su vida.
SEDA. Alessandro Baricco


No os equivoquéis, esto sigue siendo un blog reivindicativo, sin embargo estos días me rodea una cierta bruma, así que probablemente hoy acabe escribiendo un montón de cursiladas sin demasiado sentido (quien avisa no es traidor, aún estás a tiempo de cerrar la página), así ya cubro el cupo de este año.
Creo que la raíz del desasosiego es que estoy haciendo grandes descubrimientos en los últimos meses, no todos agradables. Principalmente de tipo endógeno, que nunca está de más conocer cosas nuevas de uno mismo, intentar una mirada introspectiva (¡buf! Qué difícil) y preguntarte el motivo de tus reacciones, por lo que sientes, qué te ha llevado a pensar de una determinada manera, qué quieres hacer con tu vida… ¿Os habéis preguntado alguna vez qué cosas os hacen sentir bien?
Me pareció una pregunta curiosa, novedosa, imprevista, que nunca antes me habían hecho. Mi amiga Á. dice que esto me ocurre porque no estoy acostumbrada a mirarme por dentro. Tal vez sea cierto, no lo he practicado mucho en los últimos tiempos, me han faltado épocas de reflexión, el miedo a qué te vas a encontrar, ¿y si no te gusta lo que hay?, obligarte a cambiar, a mejorar,el equilibrio con las autoexigencias, la mesura de las autocríticas, sensaciones dormidas que vuelven, retazos de otros tiempos… Así que no os podéis imaginar lo que me ha costado responderla. De hecho, busco respuestas cada día para encontrar aquellas cosas, personas y situaciones que, en efecto, me hagan sentir bien.
Hay ocasiones en que no es necesario darle demasiada profundidad, se suelen averiguar ciertos destellos rápidamente: la sonrisa de una amiga, un abrazo cálido, revelaciones de otra persona, dar o recibir una sorpresa, conocer a alguien agradable, el reconocimiento del trabajo bien hecho, ver una película, una tertulia con los amigos… pequeñas cosas, ¡pero lo que cuesta identificarlas!
Una noche, I., se fue a un concierto de rock de uno de mis grupos nostálgicos de la adolescencia; y cuando tocaron uno de los temas, de esos que hacen vibrar (le hablé de esa canción un día por casualidad), recibí una llamada suya en pleno espectáculo y me gritó:-¡Es tu canción! ¡Escucha!-. Y consiguió hacerme reír por primera vez aquel día. Ya, no es ninguna anécdota del otro mundo, pero hoy especialmente me acuerdo de esos detalles. El himno de las hetairas cantado a voz en grito, la cotidianeidad compartida, disfrutar de los momentos de soledad, una noche sin silencios, una sesión de reiki, un paseo juntos por la ciudad…
Igual que recuerdo otras no tan agradables. Una despedida en el aeropuerto sin fecha de vuelta, sin saber cuándo volverás a ver a esa persona y, si hay reencuentro, si será en las circunstancias que deseas en ese preciso instante; qué hubiera pasado si alguien a quien quieres hubiera fallecido en aquel accidente de tráfico; la soledad no elegida, la espada y la pared, las citas en el médico, la angustiosa incertidumbre…
Echo de menos el vaivén de las olas, escuchar cómo el agua arrastra las piedras cuando va a coger carrerilla para volver a estamparse en la orilla, el eco de la playa, lo que remueve por dentro el infinito del acantilado, el cielo tropezándose en el horizonte con el agua, el movimiento imparable, la espuma, las mareas que hacen bailar al agua al son de la luna, el olor de las algas mezclado con la sal, recolectar oricios, tener la suerte de ver un cangrejo ermitaño, encontrarte una caracola; las acrobacias de las gaviotas, el tacto sedoso de la arena en los pies… El mar. El Cantábrico.
Intento repetirme cada día: todo saldrá bien.

1 comentario:

Anónimo dijo...

aaaaaaaaaaaayyyyyy.......me has llegao al alma!! Claro que todo va a salir bien porque lo mereces, porque lo vales y punto. Madre mía lo que remueves mi corazón cuando te leo......te daría un abrazo enorme si te tuviera delante ahora, aunque ya te haya dado unos cuantos hoy entre bocao y bocao del kebab...Gracias por los mágicos ratitos que nos brindas con tus palabras.