jueves, 10 de abril de 2008

IMPOSIBLES

Esta canción me ofrece una carga de vitalidad cuando la necesito, una pena esto de no saber manejar aún archivos sonoros para daros el gustazo de escucharla (ejem, doy pa’ lo que doy, qué le vamos a hacer). No me refiero sólo al ritmillo de fusión rumbera (difícil de definir), sino también a la letra. Aunque tiene partes melancólicas, me invita a relativizar, a mezclar los sabores de lo dulce con lo amargo y a imaginar un mundo al revés, “de la agitación de un suspiro a la tranquilidad de un vendaval”, como se presentan los propios compositores.
Es de un grupo llamado La Kermés (http://www.lakermes.info/), una escisión de los antiguos Hechos contra el decoro y, por tanto, primos hermanos de Los Desechos.
Les descubrí en un concierto en La Sala Caracol, a lo mejor es por eso, que recuerdo la sonrisa de M. escuchándoles y lo bien que se respira arropada de amigos y amigas.

El mareo del barquero,

el abstemio más beodo,

uno que busca y encuentra

el dulce de la sal.

La humedad de la mojama,

una guerra humanitaria,

la felicidad del abandono,

el hueso de la lombriz.

No le pidas imposibles a la vida

ni un superman a este cuerpo de alfiler

que cargo tu ausencia como herida

y me duele lo que no es y pudo ser.

No le pidas imposibles a la vida,

no me pidas que te deje de querer

que aunque seamos la noche y el día

aún me sigo vistiendo con tu piel.

El maullido del perro,

el futuro del suicida,

la sinceridad del mentiroso,

el derecho del revés.

El júbilo de la desdicha,

la libertad sin pan,

la nieve en agosto,

el tiempo marcha atrás.

No le pidas imposibles a la vida

ni un superman a este cuerpo de alfiler

que cargo tu ausencia como herida

y me duele lo que no es y pudo ser.

No le pidas imposibles a la vida,

no me pidas que te deje de querer

que aunque seamos la noche y el día

aún me sigo vistiendo con tu piel.

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