miércoles, 14 de mayo de 2008

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Las manifestaciones ultraderechistas se suceden en Madrid. No es ningún comentario sensacionalista, es que desde enero, son numerosas las veces que estos grupos han tomado las calles con motivos cada vez más intransigentes e intolerantes.
En Enero, si no recuerdo mal, se concentraron en el Ministerio de Asuntos Sociales bajo el lema "Así no se puede vivir. Por la Seguridad Ciudadana. Recuperemos Madrid", cuya convocatoria defendía las protestas por “esa escoria venida de lejanas tierras” (palabras textuales, no es que yo me las invente). Otras perlas que Democracia Nacional nos brindaba eran frases como "movilízate, no te quedes impasible porque lo destruyen todo" o enunciando su opinión contra el derecho de las mujeres al aborto comentaban que "las clínicas de muertes y trituradoras de carne humana no han dejado de segar la vida de nuestros compatriotas".Para celebrar el Día Internacional de la Clase Obrera (1 de Mayo) también estuvieron en las calles, en una manifestación en Argüelles por los derechos de los trabajadores españoles (sólo de los españoles). Me pregunto, ¿cuáles serán esas características que nos separan tanto del resto de los seres humanos? Espero que no seamos un “pueblo elegido” ni nada similar, porque eso sí que da miedo.
Éstas en cuanto a las "reivindicaciones" de los movimientos más extremistas, pero es que el Partido Popular tampoco ha parado de convocar con diversas excusas a sus votantes y a los miembros de la Iglesia. Bien contra el derecho a la interrumpción voluntaria del embarazo (en varias ocasiones), bien contra el matrimonio entre homosexuales… Es curioso, porque siempre se manifiestan por retroceder los derechos de otros colectivos, mientras que las izquierdas salen a la calle para exigir una mayor protección del estado de bienestar. ¡Uf! Anoche ví en la tele, por vez primera, un anuncio que incitaba a donar el porcentaje de la declaración de la renta a la Iglesia, demandando que eran muchas las cosas que se querían hacer y los pocos recursos que tenían. ¡Pobres! Si supieran cómo estamos las organizaciones sociales o las asociaciones de vecinos de los barrios.
La última noticia que he leído esta mañana en el diario El País, hacía referencia a una concentración, nuevamente de Democracia Nacional. Esta vez se quejaban por la decisión del Ayuntamiento de dedicar las infraestructuras de las Escuelas Aguirre a la Casa Árabe. La gente que acudía a esta sibilina acción, no se ruborizaba en absoluto por declararse racista, es más, incluso se jactaba de ello. Eso sí, a la hora de explicar el motivo de su presencia allí, les faltaban los argumentos, simplemente los moros no les gustaban. Pues a ver si se les pega algo de ellos, pensé.
Recuerdo una conversación que viví hace meses una noche en el vagón del metro, una señora mayor había hecho migas en su trayecto con dos skins. Hablaban de la cantidad de cosas que no sucederían si Franco estuviera vivo, aseguraban que, por ejemplo, no habría droga, no habría inmigrantes… La señora rugía “¡porque yo no me voy a sus países a nada, no tengo por qué viajar, éste es mi país y ellos que se vuelvan al suyo!”. Todo esto teniendo a varios inmigrantes de testigos que viajaban con nosotros después de una jornada larga de trabajo. Y a mi ya me remataba el día.
Siempre he pensado que la lectura cura muchas enfermedades, pero creo que si la acompañas de dosis viajeras, el fruto es mucho más efectivo. A la señora le quedaban dos telediarios, lo que me resultó más preocupante fueron los dos muchachos que la acompañaban en la conversación, que no superarían los veinte años, y es con personas como ellos con quienes tenemos que lidiar cada día.
Cojamos fuerzas estos días de descanso, las necesitaremos para ser más incisivos e infranqueables con la mejor arma, la palabra.

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