jueves, 27 de noviembre de 2008

Ciudadanía y PSUV (I)

"Ya basta del libre mercado. ¿Quién puede negarnos a países como nosotros crear una moneda común? Basta una decisión política. Es el momento de crear una zona monetaria del ALBA, una cámara de compensación, rumbo a un banco central que nos agrupe".
Hugo Chávez durante la III Cumbre Extraordinaria de los países del ALBA (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América). Palacio de Miraflores (www.elpais.com, 27 de noviembre de 2008)

Lo que no es ninguna exclusiva son los resultados de las últimas elecciones municipales en Venezuela celebradas el pasado 23 de noviembre. Hugo Chávez, entregado en la campaña electoral y omnipresente en la televisión pública venezolana, buscaba revalidar el apoyo de la ciudadanía a su partido y a las iniciativas que aún están por llegar.
Por suerte, además de las noticias vertidas en los medios internacionales, tenemos información de primera mano. En esta entrada, contamos con las impresiones y el análisis de nuestro entrópico al otro lado del charco; palabras de análisis con cautela y, a la vez, de aliento para que algún día culmine el proceso de transformación social en Venezuela.

"Hola compis,
Ya sé que no escribo mucho y que hacerlo para hablaros de unas elecciones no es lo más adecuado :-) Pero como del resto tendría tantas cosas que contaros pues empiezo por aquí y lo otro, lo importante de verdad, para cuando nos reencontremos comiendo mazapanes.
Pues eso, que como más o menos sabréis porque andaba en primera plana de las páginas de El País y El Mundo, ayer se celebraron unas elecciones municipales y regionales por aquí y el PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) obtuvo 17 de las 22 gobernaciones.
Estos datos que, a priori, podrían ser considerados como una importante victoria para el chavismo, en realidad deben ser vistos con cierta preocupación, no sólo por el futuro del mismo chavismo sino también por el proceso de transformación general que está viviendo Venezuela.
El PSUV ha perdido absolutamente todos los estados importantes (Zulia, Carabobo, Miranda y Táchira, más Nueva Esparta), aquéllos donde está concentrada la actividad económica y, más concretamente, la industrial; ha perdido todos los distritos de Caracas (menos Libertador pero incluido el crucial Sucre) y la Alcaldía Mayor, que encima la ha ganado uno de los golpistas del 2002, representante de la vieja y corrupta clase política venezolana, y contra un candidato que supuestamente contaba con el apoyo popular (a diferencia de otros candidatos socialistas, por cierto).
Pero no sólo eso. Aunque la diferencia total de votos favorece también ampliamente al PSUV, ésta se explica en gran parte por algunos de los brutales márgenes (de hasta 60 puntos porcentuales de diferencia) con los que han ganado en el campo. Esto en absoluto supone un dato alentador, no sólo por la importancia capital que tienen las ciudades en cualquier movimiento de transformación (no en vano, en ellas se concentra la clase trabajadora y gran parte de los movimientos sociales), sino por lo marcadamente urbano que es este país. No puede ser que el chavismo y el socialismo del siglo XXI tengan una hegemonía únicamente rural, más aún cuando no existe un movimiento campesino capaz de sostenerla e impulsarla.
La reflexión a la que esto tiene que llevar es importante por varias razones. La intensa implicación personal del Presidente en la campaña no ha logrado transmitir el altísimo apoyo popular del que él disfruta ni a candidatos que se encuentran a la derecha del proceso, ni a otros que están más a la izquierda pero que no han podido superar la carga que ha supuesto dar la cara por algunos (obviamente no todos) de los anteriores gobernadores y alcaldes socialistas responsables de pésimas gestiones pasadas.
A todo ello se añade la falta de capacidad movilizadora de un partido como el PSUV (que desde su creación en 2007 aglutina a todos los partidos que apoyan el proceso menos al Partido Comunista de Venezuela y a Patria Para Todos), que se demuestra por el hecho de que en unas elecciones regionales en las que hay un grado de participación nada más y nada menos que del 65% no consiguen sumar apenas un voto más de sus flamantes (pero parece que cuestionables) seis millones de afiliados.
Obviamente no hay que hacer una identificación entre Partido y Proceso de Transformación (aunque sé que a alguno le gustaría :-) ), pero en un país en el que está en marcha una importante lucha que se ha canalizado a través de la toma del poder por vía de las elecciones es difícil articular movimientos con suficiente fuerza para que desde fuera de la institucionalidad oficial ser capaz de empujar las transformaciones. Por el contrario, es desde las instancias oficiales desde las que se está intentando construir el poder popular mediante la puesta en marcha de los Consejos Comunales e incluso desde las que se trata de articular al mismo movimiento sindical.
Esto tiene muchas aristas más, pero creo que por hoy es más que suficiente. Sólo un comentario a la nueva "constatación" de la "dictadura" existente en Venezuela en la que se vuelven a perder poder en unas elecciones y la reacción del Presidente de la República es una magnifica intervención reconociendo sin ninguna duda la victoria de un tipo que participó en el golpe de estado que recibió hace seis años.
En mi opinión, ahora con más razones, el año que viene será trascendental para que se logre avanzar hacia la irreversabilidad de la transformación que, con sus amplias limitaciones (de las que ya hablaremos), pero que efectivamente se está produciendo en Venezuela o que, por el contrario, pueda comenzar su declive.
Hala, no escribo más que me vais a matar. Otro día os hablo de cómo ando. En general estoy teniendo una experiencia magnífica. Justo dentro de un mes estoy allí.
Besos y abrazos"


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