Perder para valorar (revalorar) y, si puede ser, recuperarlo. Como consecuencia, la esperanza, pero también los inicios de nuevos miedos hacia aquello a lo que nos volvemos con una mirada diferente.
Otra vez Benedetti, que últimamente me da por la poesía:
1
El mundo que respiro
huele a basura fértil
a memoria de incienso
a nafta y a macdonald
El aire llega mustio
sin nadie que lo sople
sin ingenios en flor
ni ráfagas de tango
O ni siquiera llega
entonces respiramos
la bocanada oscura
del tiempo transcurrido
Por sus lentas razones
por su falsa alegría
el mundo que respiro
es ceniciento y lánguido
2
El mundo que respiro
es de nadie/ es de todos
me ahoga o me libera
me exige/ me conmina
me agobia con noticias
con odios/ con ternura
El mundo que respiro
trae provocaciones
indultos y milagros
me llena los pulmones
de ráfagas que ignoro
pero nunca es el mismo
El mundo que respiro
tiene quejas de mártires
mensajes de suicidas
explosiones de júbilo
y no obstante
vivo porque respiro
El mundo que respiro. Mario Benedetti
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