jueves, 9 de abril de 2009

Discusiones sobre la crisis (otra vez)

Después de una comida familiar, ¿qué toca? Pues discutir, pasa en las mejores familias. Los temas suelen ser variados, aunque la política suele ser muy recurrente. En este caso concreto, surgieron las alternativas de la crisis económica y lo irreal de las propuestas socialistas-comunistas. Afirmaban que su fracaso estaba demostrado en más de una experiencia (Rusia, Rumanía...). Lo que se suele sacar a flote en menos ocasiones es el desastre de nuestro sistema capitalista neoliberal, que parece perfecto y, sin embargo, nunca ha habido tanta pobreza como en la actualidad ni tantos millones de personas muriendo, literalmente, de hambre en el mundo. Dicen que los países ricos son cada vez más ricos, habría que ver quién se está quedando toda esa riqueza en nuestro Primer Mundo, que se lo pregunten a los cuatro millones de parados españoles, por ejemplo, a ver qué respuestas barajan. Han sido muchos los beneficios empresariales en los años anteriores, mucha felicidad productiva gracias a los trabajadores pero de eso, los obreros y obreras no hemos visto apenas nada en nuestra saca, excepto nuestro salario mensual y, con eso, solemos estar más que satisfechos, si es que conseguimos llegar más o menos a final de mes; y si no, pues la coyuntura económica nos ofrecía puestos de trabajo con los que pluriemplearnos. Ahora ni lo uno ni lo otro. Me han contado, personas muy cercanas, que ha sido bastante normal que en algunas empresas los asalariados han aceptado un porcentaje de decremento en su sueldo a cambio de dar por finalizado el despido de más compañeros y, por supuesto, evitar sufrir esa situación en carnes propias. Se admite la medida por el bien común.
Parece bochornoso ver cómo todas estas cosas están sucediendo, esto no es lo peor, es más, parece una orden bastante aceptable en contra de todos los abusos patronales que se están cometiendo en pro de salvaguardarse de la crisis; mientras que la clase trabajadora, estamos temblando de miedo y hasta damos las gracias por poder mantener nuestro empleo y poder continuar siendo explotados por los mismos, porque plantearnos en este momento reivindicar alguna mejora laboral en nuestro sector, ni se nos ocurre. No me extraña, no está el horno para bollos. La otra realidad es que hay empresas que han aprovechado esta situación para "librarse" de algunos trabajadores y reducir costes, bien porque empresarialmente se veían favorecidos, o porque son asalariados con los que no estaban contentos, por los motivos que sean.
Me comentaban también estos días, que a veces, los propios trabajadores generamos las necesidades en las empresas. Me decían que en una empresa se habían acostumbrado a que los trabajadores hicieran horas extras, porque a los curritos les venía bien ese dinero extra (al menos era un lugar donde las horas extras se pagan) y ahora era difícil que en la empresa no plantearan a los trabajadores quedarse más tiempo de su jornada habitual y no todos estaban dispuestos a hacerlo, porque entre los individuos, cada uno tiene sus prioridades (que puede oscilar entre ganar dinero, o poder dedicarle tiempo de calidad a la familia, o puede ser que sea pasar el tiempo viendo películas en el sófá de tu casa). ¡Hay de todo! Igual que disfrutar bajas laborales que realmente no necesitas, pero bueno... caraduras los hay en todos los sitios, entre los trabajadores y entre el empresariado.
Ya sé que no he contado ninguna novedad, ni nada del otro mundo. Tal vez unas propuestas un poco más concretas por parte de los teóricos de un sistema económico alternativo al actual, alejarían muchos fantasmas que asustan a la gente que no apoyaría un paso como ése, pero inexplicablemente, apuntala un sistema económico tan desigual y destructivo como el actual. Se suponía que la panacea del capitalismo era que generaba más fortuna que cualquier otro sistema estudiado. Bien, una vez que se ha demostrado que eso no es así, que el capitalismo genera dinero, sí, pero favoreciendo a los mismos de siempre... estaría bien explorar otras fronteras. No perdemos nada, quiero decir, no más de lo que ya no tenemos.




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