lunes, 17 de mayo de 2010

El malvado síndrome de Peter Pan

Dicen los libros de psicología que suele afectar mayoritariamente a los hombres pero que las mujeres tampoco se libran de algunos de sus síntomas. Conozco a más de una persona que se jacta de ser un Peter Pan y que vive cómodo/a escondiéndose tras esa figura, sin aceptar ni quién es ni qué coño quiere hacer con su vida, aparte de esperar a no se sabe muy bien qué.
Qué pena. Pero además, lo que peor me parece es que socialmente se les excusa, "bueno... es que ya sabes cómo es!", "él/ella es así", como si con estas frases ya estuviera todo dicho y por eso mismo a esas personas debemos exigirle menos que al resto del mundo. Como si fueran cortitos de cabeza, que puede ser, no quiero ofender a nadie pero si alguien se siente así, que deje de leer esta entrada y así no saldrá dañado/a porque voy a  hacer una crítica voraz a los/s Peter Pan, que encima sé que son susceptibles de narices.

Y me molesta también que los medios de comunicación a nuestro alcance como, por ejemplo, los anuncios de televisión, fomenten estos estereotipos y sean transmisores de figuras que tienen poco que ver con la responsabilidad, la madurez y el crecimiento personal. Trabajamos en contra de estereotipos, no sólo de género, desmontándolos, contraponiéndolos, demostrando que se puede estar de muchas formas distintas en el mundo, no hay un sólo modelo ni dos sino cientos y todos igual de válidos, mejores que los que se nos han vendido tradicionalmente.

Si queréis ver un claro ejemplo estereotipado, podeís pinchar aquí. En ese anuncio de la cerveza Voll-Damm, el señor se queja de que, claro, una mujer quería que él fuera más normal (trabajo normal, perro normal, deporte normal...) No sólo me parece machista y pone a la pareja (en este caso, una mujer) como la persona non grata que pretendió cambiar todas esas hermosas cualidades del bebedor de cerveza Voll-Damm y que muestra esa puñetera obsesión por no tener ataduras. ¡Vete con tu madre, tronco! La gente que en algún momento no hemos tenido ataduras, ni de trabajo estable, ni de familia, ni de pareja, ni un hogar que mantener... nada hemos tenido, ni raíces que nos digan a dónde pertenecemos ni esa fortaleza para mantener sanamente esas ataduras que tanto miedo dan a otros, vincularnos a la vida.

A Peter Pan no le salían arrugas, ni se ponía enfermo y siempre tenía una compañera volando a su lado, esto en el cuento... En la vida real, dudo mucho que eso pueda ser así. Entre otras explicaciones y, sin entrar en valoraciones morales, nos topamos con la fuerza de la gravedad (también dícese de las cosas que caen por su propio peso).

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