martes, 11 de enero de 2011

Desencuentro

Un reencuentro pactado mediante mensajes de móvil, por miedo a escuchar en la voz del otro un rechazo. Un reencuentro que a Daniel le olía a naftalina.

Tras varios años, tal vez seis, siete... la casualidad provocó que se toparan de frente visitando el museo de arte moderno de la ciudad, ambos entreteniéndose con la misma exposición. No hubo lugar para jugar al despiste manteniéndose cabizbajo para que no le reconociese; ni pudo divisarle de lejos con posibilidad aún de dar media vuelta. Observó la cara de Miguel a un sólo metro de sí mismo y cómo éste le acogía con una sonrisa que le llenaba el rostro de luz, como antes.

Habían sido amigos hacía ya demasiado tiempo, desde entonces no se habían vuelto a ver ni tenían idea de cómo habría evolucionado cada uno. La situación le resultó extraña, paradójica. El encontronazo inesperado le dejaba entrever aún aquella atracción mutua, con matices contradictorios, que ninguno de los dos se había confesado jamás. Siempre habían sido muy correctos, modosos, pero había existido un roce, sonrisas seductoras, aquel café a solas... que le hablaban de algo más.  El tercero en discordia, por entonces, quien les había presentado, era el mejor amigo de Miguel, a quien Daniel profesaba en aquel tiempo amor y fidelidad. Aquella relación se había terminado de muy malas formas y Daniel necesitó romper con aquel círculo, pretendió alejarse tanto como pudo de su ex pareja, a quien había temido, de quien sabía que nada bueno podía esperar.

Aquel encuentro en el museo trajo consigo un intercambio de teléfonos, por aquello de ponerse al día en algún período cercano. Pero los meses transcurrieron y ninguno tomó la iniciativa, Daniel ni se lo había propuesto.

Pero llegó un nuevo año y Miguel resolvió enviarle un mensaje: "Me he acordado de ti al encontrar la entrada de aquella pelicula tediosa que vimos juntos, "El rey escorpión". Qué mierda de película, pero qué grata tu compañía. Tenemos pendiente un café. ¿Cuándo?"

Y Daniel, que recibió las palabras con una sonrisa nostálgica, decidió que mañana podría ser un buen día.

6 comentarios:

Explorador dijo...

Siempre puede ser un buen día, y hoy es buen día para comenzar a hacer buenos mañanas. Feliz año, un abrazo, espero que todo vaya bien :)

¡Saludos!

Silencio dijo...

¡Hola amigo Explorador! ¡Feliz año a ti también!
Efectivamente, "siempre puede ser un buen día", todo depende de la actitud.
Un abrazo

neko dijo...

Benditas casualidades que nos ofrecen segundas oportunidades! cuando estas aparecen no pueden dejarse escapar...

Silencio dijo...

Sí, Neko, sobre todo si se cree que se han quedado cosas pendientes...
¡Saludos!

María dijo...

:)
bonita historia, bonita narración, bonita foto

Silencio dijo...

:)))