Me lo habían aconsejado varias personas, no sólo por las opiniones y el debate recogido sino porque también ofrece información veraz sobre los derechos de autor y la difusión de la existencia, aún tan poco explotada, de la licencia Creative Commons.
Estos días de descanso he podido ver, ¡por fin! "¡Copiad, malditos!", documental peculiar y novedoso, producido llamativamente por TVE. Llamativo porque la Ley Sinde está a puntito de salir y, sin embargo, han contribuido a la realización del documental que no es precisamente un halegato a favor de la nueva ley que está por llegar. Peculiar por la estructura narrativa. El espectador hace el seguimiento sobre la marcha, junto con el narrador, de los pasos para deducir qué tipo de licencia le conviene más, aunque obviamente, desde el principio, el director está más inclinado a la posibilidad de una difusión libre. Novedoso porque nunca antes había oído hablar en una obra audivisual (que no debates televisivos o noticias de prensa), sin pelos en la lengua, sobre las ventajas y desventajas de un copyright, o de los efectos colaterales de ser socio de la SGAE, u otra organización de gestión de derechos de autor, que desde hace tiempo considero unos chupasangres...
Pero lo que más me ha llamado la atención en esas campañas contra la piratería son algunos nombres que para mi, sorprendentemente, defienden una postura que privatiza la cultura en manos de unos pocos, cuando creo que debería estar al alcance de todo el mundo, de la forma más horizontal posible. ¿Victor Manuel? ¡¡Pero si era comunista!! ¿Rosendo? ¡Qué decepción! Entiendo algunos matices del discurso, compartir no debe ser obligatorio sino lo deseable, pero me da la sensación que quienes defienden estas posturas criminalizadoras hacia el ciudadano de a pie son viejas glorias, en un tiempo atrás con un buen estatus artístico, que han visto como su cuenta corriente se ha ido desinflando. Porque los grupos y compositores que aún tienen tirón hacen conciertos y, de hecho, muchos mantienen que internet es muy democrático y, por lo tanto, existe mayor difusión de su música, álbumes que, de otro modo, no compraría el mismo número de gente que sí escucha su música en la red y se anima a ir a un concierto.
Apocalíptico, al final, José Manuel Tourné, director general de la Federación para la Protección de la Propiedad Intelectual, dice que si no se protegen los derechos de autor, no habrá nadie que quiera dedicarse a crear. Lo cierto es que desde mi punto de vista crear es, por suerte, un concepto tan amplio, que no estoy ni una pizca de acuerdo con esa afirmación. De hecho, el ser humano crea porque se le ocurren cosas, así, sin más, suele compartirlas (al menos a eso debemos educar a nuestros pequeños y mayores), pasa de manos, evoluciona, una idea u obra inspira muchas otras que llaman derivados... ¡es enriquecedor! Y eso no quita que tengan derecho a cobrar por un trabajo que realizan... no me parece incompatible. ¿Pero cuántas veces hay que cobrar por el mismo trabajo?
Parece que sólo defiende
a aquellos que producen una creación con la finalidad de ser rico, entonces sería más aconsejable dedicarse en una farmacéutica a cobrar patentes de todos los medicamentos y vacunas imaginables. Mucha gente, entre la que me cuento, trabajamos por un salario, pero también hacemos muchas cosas desinteresadamente, en nuestro tiempo libre, desarrollamos ideas que compartimos, que difundimos, que sabemos que provocan otras... y también copiamos lo que han hecho otros, lo versionamos. Mi respuesta a la pregunta "¿Qué es copiar?" sería copiar muchas veces es una puerta a la inspiración y, por supuesto, hay que citar a quien se copia.

Para visionar el documental o/y descargártelo pincha aquí. Muy buen trabajo. También te animo a visitar su blog ¡Copiad malditos! Derechos de autor en la era digital