lunes, 1 de septiembre de 2008

REINICIO

Los privilegiados ya hemos vuelto de las ansiadas vacaciones, que han sido, en mi caso, como resetear el disco duro, grabando imágenes dispersas y elocuentes en la retina, con olores rodeándome aún por todas partes, rememorando colores con los que aún sueño por las noches… Y es que físicamente ya he regresado pero a la mente aún le cuesta adecuarse a su mundo, al que le es mucho más natural, redescubriendo cada esquina del barrio, todo parece nuevo: fijarse bien en las gentes que pasean por las aceras, en los coches que lo transitan, en los edificios, en las obras, los aparcamientos, extrañar tu propia cama… y la sensación de sentirse en casa, a pesar de todo. Estar segura de que aquellas personas a las que he echado de menos, están cerca. Eso le comentaba al fantástico en el taxi de vuelta a casa desde el aeropuerto, con la rareza de respirar el aire de Madrid, de viajar en un coche que no sucumbía al tráfico estridente del otro lado del mundo, otra vez rendidos ante la evidencia de que la gente que conocíamos era lo que verdaderamente nos ataba a los lugares, porque nos hacían la vida más agradable y la ciudad más habitable. Al menos en la mayoría de los casos, siempre hay excepciones que confirman la regla.
La vuelta al matrimonio laboral, que ha resultado no ser tan traumática como se auguraba la noche anterior, con esas barreras psicológicas de los miedos al primer día, pero con ciertas ilusiones y con algunas frustraciones que probablemente esperan a la vuelta de la esquina.
Retomando los espacios, buscando los brazos conocidos, las sonrisas acogedoras y el intercambio de experiencias, de confidencias...
Y como mi cabeza, el contador del blog también ha vuelto a comenzar, para que me acompañe simbólicamente en este proceso de re-despertar.

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