jueves, 31 de diciembre de 2009

Final y comienzo

El estreno de año conlleva el intercambio de agenda y, para mi, esto tiene algo místico. Primero, porque va a ser la sana compañera mental y física durante los próximos 365 días, por lo tanto, debemos seleccionar exquisitamente el instrumento que nos resultará cómodo y agradable. Segundo, porque soy de las que repasan los apuntes de la agenda que me dispongo a abandonar, mientras copio los días de los cumpleaños, para que no se me olvide ninguno; mientras miro todas aquellas cosas que tuve apuntadas durante meses y dejé colgadas en sus páginas; aquellas otras obligaciones subrayadas a fosforito que nos agobiaban y que recordamos con gusto haberlas terminado; las citas arrugadas de hace dos ó tres meses pero que parece que ha transcurrido desde entonces un año entero y, sin embargo, aquellas cosas señaladas en enero o febrero que sentimos tan recientes.

Con alivio de haber dejado atrás situaciones y momentos, recordando lo mal que vivimos aquella semana en la que todo fue una mierda... Ese día que nos sentimos engañados, y sabemos a ciencia cierta que fue ese domingo concreto por la tarde porque coincidía con una comida con los amigos escrita en la agenda, en la que te tocaba cocinar (¡horror!)... La fecha de un concierto, de una clase, de un abandono, de una reunión fuera de horario laboral, de una quedada en tu casa o en la mía; aquellos días entre semana en los que intentaste ver a una amiga y no pudo ser; las confidencias de madrugada en esa noche que recuerdas perfectamente porque coincidía con el cumpleaños de uno de tus mejores amigos; la película apuntada y que olvidaste ir a ver al cine...

La nueva agenda en blanco se abre con interrogantes, titubeos, vacilante, con algunos dilemas que arrastramos del cuaderno anterior... Me da respeto por la incertidumbre de saber si será la adecuada acompañante de cada día... Si sus hojas se pintarán de satisfacciones eufóricas o quizá alguna lágrima pose en sus páginas...

Qué es lo que nos aguarda... Como decía sabiamente la abuela de una amiga: "El tiempo lo dirá".

5 comentarios:

German dijo...

la abuela era sabia, el tiempo lo dira

Silencio dijo...

El tiempo... sí, en esa frase hecha se habla de futuro, pero el presente y el pasado también son tiempos. Y también hablan. ¿No crees?

gutierre dijo...

recuerdo cuando dejé mi agenda en papel para apuntar mis cosas en el móvil, mucho más efímero sí, pero lo que hice fue abrirme un blog ;)

Silencio dijo...

Gutierre, es que yo sigo siendo una romántica y me gusta el papel. Para gustos... los colores.
¡Aupa ese blog sociosentimental que te marcas!

KD dijo...

Yo he intentado pasarme a la PDA y a la agenda del móvil, pero siempre acabo volviendo al fiel papel... Fechas señaladas y cumpleaños, heredados de años atrás, de gente a la que en algunos casos perdí la pista hace tiempo. Somos unos nostálgicos... en fin.

Un saludo. Por cierto, yo participo con esto:
http://soulseeker.bitacoras.com/archivos/2009/12/16/que-tal-el-2009