viernes, 8 de enero de 2010

Los mares de Vallecas

En la madrugada de la noche de Reyes, mientras esperaba en mi terraza a los de Oriente, vino a recogerme Jack Sparrow, el pirata más temido del Caribe, que se da un aire a Johnny Deep. Le había llamado a su móvil, que ahora se ha comprado uno por aquello de estar conectado con los guardacostas, por si avistan una patera de inmigrantes, acudir raudo con su caravela a asustar a la Guardia Civil cuando se acerquen a los africanos asustados. Porque aunque es excesivamente fanfarrón, tiene buen corazón.

La cosa es que vino a recogerme en La Perla Negra (ya sé que en Madrid no hay mar, ¿vale? Pero es mi fantasía y me la pela). Porque lo que vosotros no sabíais es que La Perla también puede navegar por interior, siempre y cuando no se salte los límites de velocidad de la DGT. Pues eso, nos fuimos toda la noche a surcar los mares y le eché una mano en la búsqueda de un tesoro escondido, ya que aquí soy incapaz de encontrar ninguno.
Navegando, nos dimos un rulo por Vallecas cuando la ventisca soplaba más fuerte. Y avistamos una serie de pequeños barcos atracados delante de uno de los garitos rockeros más conocidos del barrio, el Jimmy Jazz. Sparrow se moría por un vaso de buen ron, yo por un katxi de kalimotxo, así que decidimos pasar a ver qué se cocía. Aunque primero me rogó que me vistiera decentemente con una pata de palo, los mitones bien puestos, el parche en el ojo y me colocara la camisa raída de pirata, que de su barco no se podía bajar de cualquier manera.

Estaba a rebosar de piratas. Y la música que se escuchaba no era la habitual, tenía otro soniquete... ¡el festival de la canción hortera! Total, que la banda de piratas bailaba y se contoneaba, cada coreografía más ridícula, al son de Camilo Sesto, Abba, El Fary, Pimpinela, Camela, Raphael, ¡hasta los Jackson Five!

Qué horterada tan espectacular. Como veis, al final, todas las hazañas de Jack Sparrow salen bien, ¡encontramos el tesoro! Como dicen en la peli, nunca se sabe si lo planea porque es un crak o si le sale de pura suerte casual porque es tonto... A mi me da igual, el resultado es entretenimiento y diversión. De hecho, ya hemos quedado para vernos en julio en el puerto del barrio, en la Batalla Naval, con mis pistolas de agua a punto.

3 comentarios:

Explorador dijo...

Bueno, no parece un mal plan, no...lo que crean la imaginación y el humor, bien maridados, nunca lo es ;) . ¡Así que que sigas disfrutándo planes así! ;)

Silencio dijo...

Explorador, estás invitado a pelear duramente en la batalla naval vallecana. La realidad a veces supera a la ficción... o más bien van entrelazadas.
Un abrazo

Explorador dijo...

Muchas gracias, espero combatir bien y no resultar una carga, así que lo daré todo para que resulte una gran batalla, ¡y un gran recuerdo!

saber mezclar tan bien realidad y ficción, hacer de lo gris un mundo de colores es algo que me fascina. Y tú lo haces bien. Así que ánimo, y espero que sigas escribiendo cosas así :))